viernes, 15 de mayo de 2009

Desde Sierra Leona



Mi amiga Maggie nos comenta sus impresiones de su reciente viaje a Sierra Leona

Hola! Mando un mail general porque aquí tenemos internet (y electricidad)sólo durante algunas horas del día y estamos saliendo mucho, y claro,he tenido muy poco tiempo para la compu (el ordenador). Llegamos el viernes, después de una escala increíble en Casablanca.Felipe, fascinado, se quería quedar a vivir! El aterrizaje en Freetown, thriller total, la camioneta que nos iba abuscar se atrasó dos horas, llegó 4:30 am, una oportunidad única deconversar con los personajes que allí había, se imaginan, como los quepululan en Ezeiza, pero un poquito más “heavy”. Una zambullida en laFreetown profunda. Por suerte llegaron los salvadores choferes delhospital y nos rescataron. El hospital está en Lunsar, una ciudad a 80 km de Freetown y ayer nosfuimos a pasar el día a Mangue (Laura tenía guardia y surgió laoportunidad), es un pueblito pequeño a orillas de un río enorme. Mehice unas amigas nuevas, ya las verán en la foto y sí, ¡África hacemilagros!! Por la noche fui con Laura a hacer la ronda por los pacientes, estuveayudándola con una nenita desnutrida. No tenía malaria, no tenía sida,no estaba enferma, sólo desnutrida. No era una estadística, era unanena, hermosa. En fin, no se puede entender. La tierra de este país esroja, como la de Misiones, supongo que el color es por el hierro, queal oxidarse se pone rojo. La tierra llena de hierro y los niñosdesnutridos. Es un suelo muy fértil, con palmeras, árboles de mangogigantescos, preñados de frutas, con ríos caudalosos, con las playasmás hermosas que vi en mi vida. Hoy Laura tenía el día libre y fuimosa Tokeh. La arena es blanca, las montañas de fondo, y el agua tibia.Una playa solitaria y maravillosa. Sin gente, los sierraleoneses novan a la playa. Sólo algunos turistas. Tengo la sensación de estar dentro de un cuento de Bradbury. No setrata de estar en otro país, ni tampoco otro continente, es otroplaneta, u otra dimensión, quizás. Un lugar donde las cosas y laspersonas se quedaron suspendidas, no hay tiempo, podríamos estar hace20 años, o 40, o 60. La guerra, las injusticias, no sé qué fue lo quelos dejó así. La gente es amable y los niños están contentos, nos perseguían por lacalle gritando "a poto", que quiere decir, "un blanco" (porque losprimeros que vinieron acá eran portugueses), y todos a posar para lafoto. Y después nos cantaban una canción con un ritmo muy bonito. Yoentendía: kirí mi maaani. En realidad decían: give me money! El relato es deshilvanado, una especie de corte transversal. Estamosviviendo una experiencia imposible de transmitir, con Felipe nospreguntamos cómo hacer para explicar esto. Es un intento. Les mando besos y abrazos a todos. muchos. Maggie

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